En un mundo cada vez más globalizado, muchas familias están criando niños bilingües y biculturales. Sin embargo, es importante entender que hablar dos idiomas no garantiza necesariamente una conexión profunda con ambas culturas. La biculturalidad es un concepto complejo que abarca más que el dominio de lenguas.
¿Qué Es la cultura?
La cultura incluye una variedad de aspectos: reglas sociales, comportamientos, creencias, valores, costumbres y tradiciones. Cada individuo pertenece a múltiples “redes culturales”, que pueden clasificarse como:
Culturas mayoritarias: Como la cultura nacional del país donde vivimos o nuestras comunidades religiosas o sociales.
Culturas minoritarias: Asociadas con ámbitos específicos de la vida como el trabajo, deportes o hobbies.
Según el experto François Grosjean, todos somos multiculturales en cierta medida, ya que formamos parte de varias redes culturales simultáneamente.
Características de las personas biculturales
Una persona bicultural no sólo habla dos idiomas, sino que también:
Participa en dos o más culturas en distintos niveles de su vida.
Adapta creencias, valores y comportamientos según las exigencias de cada cultura.
Mezcla o separa aspectos culturales según el contexto, como valores, actitudes, comportamientos, gestos, expresiones faciales o lenguaje corporal.
Se adapta de manera dinámica a diferentes situaciones, activando o desactivando elementos culturales según el interlocutor o el entorno.
La dominancia cultural
Al igual que en el bilingüe existe una lengua dominante, en los biculturales también hay una cultura predominante. Esta dominancia no disminuye su biculturalidad, ya que puede cambiar con el tiempo dependiendo de experiencias y contexto. Una persona puede moverse en un continuo entre un “modo monocultural” y un “modo bicultural” según la situación.
Por ejemplo, en presencia de una persona monocultural, un bicultural puede comportarse de manera más monocultural para integrarse mejor. Sin embargo, siempre conservará elementos de ambas culturas como parte integral de su identidad.
Identidad bicultural: Un proceso dual
La identidad bicultural implica cómo una persona se ve a sí misma y cómo es percibida por los demás. Existen cuatro posturas comunes:
Identificarse completamente con el grupo cultural A.
Identificarse completamente con el grupo cultural B.
No identificarse plenamente con ninguno.
Identificarse con ambos grupos.
En algunos casos, los biculturales enfrentan el desafío de no ser plenamente aceptados por ninguno de los dos grupos, lo que puede generar una sensación de “no ser ni de aquí ni de allá”. En este contexto, el dominio de la lengua de herencia juega un papel crucial para sentirse parte de una cultura.
La lengua como puente y raíz
Para muchos biculturales, la lengua es una herramienta vital que conecta culturas y refuerza su identidad. No dominar una lengua de herencia puede llevar a crisis existenciales, ya que dificulta sentirse aceptado en un grupo cultural. Por otro lado, ser bilingüe permite a las personas actuar como puentes entre culturas, facilitando la comprensión y el diálogo.
Reflexión final
Criar niños biculturales es un proceso que va más allá del bilingüe. Implica fomentar en ellos la capacidad de navegar entre culturas, adaptarse y encontrar un equilibrio que enriquezca su identidad. En un mundo que valora la diversidad, estas habilidades son un verdadero tesoro.
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